Santa Teresa: Una compañera en el camino de la vida
Queridos amigos “La oración no es otra cosa sino estar muchas veces a solas con quien sabemos que nos ama”. Hasta que conocí Santa Teresa de Jesús, nadie me había explicado tan bien la experiencia de la oración. Era eso mismo, esta mujer, que yo mal conocía, traducía en palabras aquello que yo sentía interiormente: Dios era para mí un Amigo, un Amigo muy especial y todas las veces que paraba, silenciaba y rezaba, era larga la conversación entre los dos. Yo le hablaba de mí y del mundo, El, en el silencio del corazón, se hacia oír, sobre todo en Palabra sagrada. Yo me sentía de verdad amada por El. Así conocí Santa Teresa, después, fui leyendo frases y libros que el Carmen Joven me pedía, unas veces para preparar oraciones y reuniones, otras para los encuentros nacionales y otras en los retiros. Día tras día me fui enamorando de su espiritualidad. Descubriéndome en ella, ya no tenía dudas, era fuente inagotable para hacer mi camino cristiano. No es fácil el camino de la oración, todos tenemos experiencia de eso, muchas veces, hay la tentación de desistir. El desanimo de querer rezar y la imaginación no parar… Fue con Teresa que aprendí a no desistir, “si una santa doctora decía que pasaba por las mismas dificultades, entonces ¿por qué desistir?” Ella nos enseña el camino con su propia experiencia, los trabajos que pasaba y la perseverancia con que continuaba. Muchas veces, lo que me ayuda a estar junto de El, sobretodo en la adoración Eucarística, es aquella frase suya que suena muchas veces dentro de mí: “Mira que te mira”.Cuando comulgo, sacramento cristiano que en los días de hoy está tan en desuso, pienso también en Teresa que decía que recibimos dentro de nosotros alguien tan importante, que ella comparaba con Su Majestad el Rey a quien debíamos prestar adoración. También me cautivó conocer la historia de su vida, ya que ella retrata muy bien la lucha que muchas veces trabamos entre Dios y el mundo, una especie de división en que nos encontramos frecuentemente, por un lado queremos vivir íntegramente nuestra vida con Dios, por otro es la sociedad que nos ofrece montones de atractivos, incluso el propio mundo profesional casi nos impele a eso. Por eso en ella tengo el ejemplo, ese encuentro con Cristo crucificado, teniéndole siempre presente, suplicándole la gracia de seguir a El y no al que no es de El. Todos los trabajos por que pasó, la perseverancia en la Reforma de la Orden, y en las Fundaciones, son el ejemplo de una mujer guiada por Dios. ¡Hay tanto para decir sobre la influencia de Teresa en mi vida! Esta Madre me ha dejado muchas enseñanzas, creo que nunca terminaremos de conocer su espiritualidad. Cientos de años nos separan de su tiempo, pero, yo diría que ella es para nosotros una santa de nuestro tiempo, que nos da respuestas y directrices para nuestros días. Maria Joao 30 años, Viana do Castelo, Portugal